miércoles, 12 de noviembre de 2008
martes, 11 de noviembre de 2008
HACIA LA DECONSTRUCCIÓN DE LO HEGEMÓNICO.
Una sociedad autónoma, una sociedad verdaderamente democrática, es una sociedad que cuestiona todo lo predeterminado y que, en el mismo acto, libera la creación de nuevos significados. En una sociedad así, todos los individuos son libres de crear para sus vidas los significados que quieran”.
HACIA LA DECONSTRUCCIÓN DE LO HEGEMÓNICO.
La práctica artística de las mujeres a través de la creación y de los significados de sus artefactos culturales desempeña un papel bien determinado dentro de nuestra cultura contemporánea. Sin embargo, basta hojear cualquier enciclopedia de historia del arte universal, para encontrarnos con lo que aparece como una evidencia monolítica: el arte ha sido “cosa de varones”. La creación –así como la historia, la ciencia, la política y las ideas- pareciera ser un vasto mapa en el que el territorio conformado por la participación de las mujeres simplemente no existe. La violencia de estas omisiones está íntimamente ligada a las condiciones de posibilidad que en cada momento histórico y en cada cultura habilitan o retacean la visibilidad de quienes conforman la mitad más uno de la población
Durante años el ingreso de las mujeres en el arte estuvo restringido a dos posibles figuras: el pasivo rol de “musa inspiradora”, o bien como sujeta activa, pero bajo la estricta condición de “excepcionalidad” a la regla. En este sentido, no podemos pensar el lugar de las mujeres en el ámbito artístico, sin cruzarlo con el rol que tradicionalmente se les ha asignado, circunscribiéndolas al ámbito privado del hogar y la reproducción de la vida doméstica, lo que ha llevado a que sus posibilidades de participar en igualdad de condiciones hayan sido -y quizás aún lo sean- escasas.
Dibujar el accidentado itinerario conformado por el proceso de inclusión de las mujeres en el campo del arte es una empresa que excede las pretensiones de este breve texto curatorial. Sin embargo, creemos oportuno señalar que -con avances y retrocesos- la presencia de las mujeres como sujetas creadoras ha ido transformándose al ritmo de los bruscos cambios sociales y políticos que sacudieron al siglo XX. Aunque en muchas ocasiones, aún para el imaginario colectivo éstas continúan siendo “objeto” del arte.
Es por eso que creemos que la convocatoria a pensar en el rol de las mujeres en nuestra sociedad se convierte en una oportunidad propicia para comenzar a “desnaturalizar” y reorganizar nuestras ideas al respecto.
Cornelius Castoriadis
Le délabrement de l´Occident
HACIA LA DECONSTRUCCIÓN DE LO HEGEMÓNICO.
La práctica artística de las mujeres a través de la creación y de los significados de sus artefactos culturales desempeña un papel bien determinado dentro de nuestra cultura contemporánea. Sin embargo, basta hojear cualquier enciclopedia de historia del arte universal, para encontrarnos con lo que aparece como una evidencia monolítica: el arte ha sido “cosa de varones”. La creación –así como la historia, la ciencia, la política y las ideas- pareciera ser un vasto mapa en el que el territorio conformado por la participación de las mujeres simplemente no existe. La violencia de estas omisiones está íntimamente ligada a las condiciones de posibilidad que en cada momento histórico y en cada cultura habilitan o retacean la visibilidad de quienes conforman la mitad más uno de la población
Durante años el ingreso de las mujeres en el arte estuvo restringido a dos posibles figuras: el pasivo rol de “musa inspiradora”, o bien como sujeta activa, pero bajo la estricta condición de “excepcionalidad” a la regla. En este sentido, no podemos pensar el lugar de las mujeres en el ámbito artístico, sin cruzarlo con el rol que tradicionalmente se les ha asignado, circunscribiéndolas al ámbito privado del hogar y la reproducción de la vida doméstica, lo que ha llevado a que sus posibilidades de participar en igualdad de condiciones hayan sido -y quizás aún lo sean- escasas.
Si –al menos hasta avanzado el siglo que acaba de concluir- las representaciones y los relatos hegemónicos que se nos presentaron como “universales” y “neutros” fueron construidos casi exclusivamente por varones, entonces ¿podría la mirada y la experiencia de las mujeres transformar esos relatos, esas representaciones, arrojando renovada luz sobre la construcción del mundo tal y como lo conocemos?; y si fuera así: ¿estaría en condiciones de transformarse en una “nueva mirada hegemónica”?, ¿o por el contrario, las prácticas artísticas de las mujeres se encuentran destinadas a seguir habitando eternamente los “bordes”?.
Son preguntas “incómodas”, aunque ineludibles. Suerte de lanzas que atraviesan los debates acerca de las prácticas artísticas de las mujeres. Así como también son disruptivas las diversas perspectivas que oscilan entre la simple afirmación de “lo femenino” como “esencia de la diferencia”; o por el contrario los discursos de deconstrucción del cuerpo y la emergencia de nuevas identidades; o más aún, la perspectiva de la crítica feminista llamando la atención sobre las consecuencias políticas de las diferencias entre los sexos.
Dibujar el accidentado itinerario conformado por el proceso de inclusión de las mujeres en el campo del arte es una empresa que excede las pretensiones de este breve texto curatorial. Sin embargo, creemos oportuno señalar que -con avances y retrocesos- la presencia de las mujeres como sujetas creadoras ha ido transformándose al ritmo de los bruscos cambios sociales y políticos que sacudieron al siglo XX. Aunque en muchas ocasiones, aún para el imaginario colectivo éstas continúan siendo “objeto” del arte.
Es por eso que creemos que la convocatoria a pensar en el rol de las mujeres en nuestra sociedad se convierte en una oportunidad propicia para comenzar a “desnaturalizar” y reorganizar nuestras ideas al respecto.
En las discusiones iniciales de nuestro trabajo curatorial surgió la necesidad de incluir aquellas propuestas que permitieran visualizar, al menos en parte, distintas miradas acerca de las prácticas de las mujeres artistas. En un doble giro nos interesaba, también, la relación obra/público. La recepción por parte de l@s espectador@s, en su apropiación o rechazo hacia algunos temas, nos daría elementos de lectura acerca de nuestra realidad contextual, tirando por tierra la concepción del arte como “esteticista ilusión”, y significándolo como un potente instrumento de transformación de la realidad.
Si bien es posible que la interpretación del mundo a partir de un punto de vista de género, no es algo que subyace a la totalidad de la producción plástica hecha por mujeres en nuestra provincia; y que una muestra en la que participan mujeres no es sinónimo de mirada crítica acerca de las relaciones de poder entre los géneros, desde nuestro punto de vista, la selección de trabajos que integran esta exposición propone una deconstrucción de categorías patriarcales, habilitando así nuevas visibilidades.
En el proyecto “LIBRE EXPRESIÓN”, “TEMAS NO ABORDABLES” a partir de la politización del espacio privado, el cuestionamiento de los cánones de belleza, la dictadura fashion y el refuerzo de estereotipos desde los discursos mediáticos, las artistas desafían las normas sociales establecidas bajo la etiqueta de “decoro y buenas costumbres” para abordar temas usualmente excluidos en el arte tradicional. La opresión de género, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo (esto es, el derecho a la educación sexual, a la anticoncepción y al aborto legal seguro y gratuito), la heterosexualidad obligatoria o el tráfico de personas echan luz sobre nuevos y viejos tabúes.
“GLOBALIZACIÓN Y MODACRACIA” nos acerca una visión crítica de la sociedad de consumo y la tendencia homogeneizadora de los medios masivos de comunicación. El modelo de belleza femenino impuesto por el mercado impone desde la pantalla de televisión o los afiches publicitarios mandatos vinculados a la juventud eterna, los cuerpos sin marcas ni edad, el éxito y la imposición de una “dictadura de la imagen”.
“MUJERES Y ANCIANIDAD” En este caso las artistas trabajan con una metodología de “arte en proceso”. Conviven con l@s ancian@s de un asilo y registran sus historias de vida para luego generar su propuesta plástica. Se trata de un trabajo con alta densidad textual.
“MUJERES Y TRABAJO”. A partir de registrar las labores de las mujeres rurales se denuncia cómo la subordinación de las mismas, producto de las consecuencias políticas de las diferencias entre los sexos, se cruza con las desigualdades de clase deviniendo una doble explotación: la de género y la de clase.
Por otra parte, "WARMI SILLANKI" busca dar cuenta de los avatares de las mujeres migrantes, sometidas al trabajo “golondrina” (trabajo en “negro”) a partir de un caso concreto, la historia de Blanca Coredo Uscucil, adolescente obrera boliviana que murió el presente año en Tunuyán. Las artistas parten de una estética inspirada en las formas culturales andinas, para hacer visible la presencia de l@s inmigrantes bolivian@s, reconociendo en “TodoSantos” un modo de expresión cultural que –aunque invisibilizado- es parte de nuestra sociedad.
“DEMANDA DE JUSTICIA”. Narra visualmente el caso de María del Carmen Castro, “Marita”, una obrera atropellada camino a su trabajo, cuyo cuerpo abandonado al borde de la calle hizo visible la flagrante violencia ejercida a diario desde la sociedad civil y desde el Estado hacia las personas de los sectores populares. La justicia oficial desistió con facilidad la búsqueda de la verdad detrás de la tragedia. Tras el objetivo de visibilizar esta situación, el grupo de arte “Periferia” utiliza diversos medios expresivos no-ortodoxos en defensa de valores éticos-políticos.
El proyecto “DESEOS, ESPERANZAS Y EUTOPÍA” –quizás el que operaría como síntesis de todos los demás- busca exaltar a través de una labor tradicionalmente asignada a las mujeres, como es la “manualidad”, algo que hemos aprendido del movimiento de mujeres, el valor de la construcción colectiva y horizontal. Los cientos de retazos de tela distribuidos para ser intervenidos por ochocientas mujeres de distintas procedencias socioculturales, económicas y generacionales (bajo la coordinación de ochenta artistas) configuran un objeto-arte que desborda la concepción burguesa de la obra “individual”, para entretejer –a partir de la técnica patchwork- caleidoscópicas miradas sobre la realidad. Generado aquí y ahora, apela a la relación arte-vida y da “un paso más allá” hacia la superación del individualismo y la desarticulación social.
Finalmente, si los relatos canónicos de la historia del arte las invisibilizaron, esta exposición, creemos confirma que la presencia actual de las mujeres en el campo de las artes plásticas mendocinas es un emergente que no puede ser soslayado.
Finalmente, si los relatos canónicos de la historia del arte las invisibilizaron, esta exposición, creemos confirma que la presencia actual de las mujeres en el campo de las artes plásticas mendocinas es un emergente que no puede ser soslayado.
Más allá de la función estética y de dar cuenta acerca de cómo l@s artistas perciben y aprenden la realidad en un momento dado de la historia, el arte –aunque no siempre, pero sí en numerosas ocasiones- también puede ser un llamado a transformar las estructuras sociales dominantes. Es en este sentido que consideramos sumamente valiosa la inscripción de estas prácticas artísticas críticas, como un llamado a reescribir nuestra historia del arte.
Mendoza, noviembre de 2008
Sergio E. Rosas
Eva Rodríguez Agüero
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